Anoche me dieron las tantas haciendo la entrada del blog, porque en "casa del herrero, cuchillo de palo". Aunque alguno de los miembros de esta casa se dedica a las nuevas tecnologías, ya se sabe, cuando hay que aplicarse el cuento se está en la prehistoria. Pues eso es lo que nos viene pasando en esta familia desde hace tiempo. Primero fue el ordenador de mi hija el que se chango... teníamos que buscar la factura que no aparecía y así fueron pasando los días y ella escalando posiciones en el mío. Fue ganando terreno y cuando no necesitaba hacer un trabajo, quería ver su correo y cuando no, enseñarme un vídeo o ponerme una canción... El caso es que o me daba prisa o tenía que hacer la entrada del blog a la hora de la cena (hubiera sido perfecto si con eso no hincara el diente y eso contribuyera a la dieta, pero no... más bien engullía lo primero que pillaba sin mirar nivel calórico, para darme toda la prisa del mundo). Más o menos me veía así.
Y como si de una conjura se tratara, se rebeló un día la impresora, con lo cual el trabajo se me hizo más lento... Tenía que enviar a alguien un e-mail con el documento para que me lo imprimieran y luego ir a buscarlo. Todos los días en mi agenda figuraba la intención de ir a comprar una, puesto que pasó lo mismo que con el ordenador: ¡valía más el collar que el galgo! Así las cosas, como si alguien hubiera conjurado contra algún miembro de la casa, se estropeó el portatil del padre de la criatura. ¡Ahora si que sí! Me quedé sin poder usar el mío a horas normales.
Así que no he tenido más remedio que ir a comprar un portátil para mi hija y la impresora. El portátil ya está instalado, gracias a la amable colaboración telefónica del hermano de mi hija, ahora no sé cuanto tardaré en enterarme de cómo se pone la impresora (seguramente tendré que solicitar la misma colaboración técnica), pero al menos ya he cogido sitio un poco antes en mi ordenador y no cabecearé sobre el teclado al poner la entrada de hoy.
Al grano, antes de que venga alguien a quitarme para ponerse al facebok...
Bueno, pues me quitaron, y antes de darme de bruces con el teclado os mostraré algo que para el tiempo que viene es un caprichín para lucirlo bien. Son collares de piedras semipreciosas. agata y ónice (versus onix); coral rosa, jade y ónice; ojo de trigre y abalorios de plata vieja; turquesas y cristal de murano; amatistas...
Un lujo para los sentidos y para nuestros cuellos y pecheras, porque además tienen un diseño de llamar la atención. No en vano son piezas de diseño italiano.
Y hay otros de lava que son una divinidad. Originales a rabiar y muy, pero que muy veraniegos. Para el tiempo que vamos ideales. No olvidemos que la elección de un buen accesorio o complemento realza cualquier trapito básico que nos pongamos. Es más, cuanto más sencilla sea la prenda que nos pongamos con cualquiera de estos espectaculares collares, mejor.
Falda y blusa de Paz Torras |
Vestido de Andrea Heras |
Y después de ver el desastre que son estas fotos: desenfocadas, torcidas o yo que sé... quién se atreve a decirme aún que las máquinas no están contra mí.
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